A mi parecer, la sostenibilidad de la arquitectura no es únicamente velar por la salud de un edificio (que este resista en buenas condiciones), si no que también la construcción vele por nuestra salud, sin que nos haga daño.

Este aspecto es algo muy importante y que no se la ha dado mucha importancia a lo largo de la historia, por eso es necesario empezar a emplear ciertas reglas que ayudarán a que nuestro edificio sea más sostenible y saludable.

Un seguro de que nuestro edificio es una construcción sostenible es actuar con conciencia ecológica, y con esto me refiero a, por ejemplo, la reducción de materia prima necesaria para así no malgastar o la reutilización de materiales viejos y ya usados, que mediante un proceso de renovación han pasado a ser materiales listos para su uso (las 3R). También es bueno tener en cuenta más procesos que sean «eco-friendly» como por ejemplo la concienciación del proceso de creación de los materiales que empleamos en la obra, tratando que sea un proceso lo menos contaminante posible.

¿Por qué es tan importante tratar de conseguir la sostenibilidad de un edificio?

Bueno, pues se ha demostrado científicamente que una arquitectura sostenible y más natural proporciona bienestar a sus residentes, además el hecho de no tener cuidado a la hora de construir una casa nos puede llevar a un caso de «sick building» o en español construcción enferma. Este es un caso muy grave, ya que estos edificios originan reacciones negativas en la gente, como puede ser problemas respiratorios, cansancio, irritabilidad, náuseas y muchas más. Además, yéndonos a los casos extremos, por la despreocupación de algunos arquitectos por el estado de sus materiales o lo que pueden conllevar en un futuro estos se han originado casos de enfermedades muy graves, como por ejemplo algunos cánceres provocados por la espuma que se emplea en la obra como aislante.

Otro aspecto a tratar en los materiales son los cambios que pueden sufrir, y es que cuando un material cambia de color o estado es porque ha habido un cambio químico en él, y este cambio puede representar graves problemas.

Por último, no hay que dejarnos engañar por las formas de los edificios. ¡Que un edificio presente una forma que nos cautive y nos haga percibirlo como sostenible por su luz o espacio es un error! En todo momento hay que ser consciente de con que materiales ha sido construido nuestro hogar, y procurar que no nos provoquen ningún daño, ya sea a nosotros o al planeta.