Un entorno en el que me siento seguro es, como para muchos, mi casa, y es que en mi habitación, ese pequeño espacio en el que descanso, trabajo, juego, etc. no es más que un «búnker» personal, en donde me inmerso en lo más profundo de mi ser y me siento en perfecta paz.

Te lo advertí, es un «pequeño» espacio, y encima yo, que conforme han pasado los años y he ido creciendo en el ámbito físico, me siento cada vez más recluido y encarcelado aquí, junto a montones de libretas, libros, videojuegos y ropa que se ha ido acumulando en este submundo. Pero a veces, o en mi caso, ese sentimiento se ha ido convirtiendo en una sensación de privacidad y de intimidad.

Ya habiéndote contado el porque de mi decisión, procedo a contestar las preguntas:

  • ¿Qué me hace sentir a gusto en este entorno?

La sensación de protección e intimidad que me otorgan estas paredes hacen que pueda sentirme libre de ser yo mismo y de disfrutar al máximo una simple siesta o incluso hacer los deberes. Eso es lo que me hace sentir a gusto.

  • ¿Existe algún elemento molesto?

No, ya que si lo existiera no creo que pudiese hablarte de este sitio como mi lugar especial.

  • ¿Crees que te sentirías igual en otro espacio ahora mismo?

No en este preciso instante, pero en un futuro deberé hacerlo ya que me mudo a otra vivienda y, por tanto, tendré que abandonar esta habitación que me ha cobijado por tantos años.

Respondiendo esta pregunta es como he empezado a reflexionar si todos estos sentimientos guardados no son dirigidos al espacio en si, si no al nombre que lo acompaña, que es mi habitación.

  • ¿Piensas que las condiciones de este espacio influyen sobre sus ocupantes? Si es así, ¿como?

Si, ya que algo que suele ocurrir muy a menudo es que mi madre no cree que tenga ordenadas, por ejemplo, antiguas libretas que guardo porque me son útiles. Pero yo lo veo bien, no lo encuentro molesto, ya que se que es un problema que no tiene una posible solución debido a que mi habitación es muy pequeña y ya no le queda espacio para guardar más cosas. Es por eso que donde otros ven un pequeño caos o desorden, yo lo percibo como un orden que no turbia mi mente.

Como conclusión, si creo que los espacios puedan influir de una manera u otra en las personas, dependiendo ya sea tanto de sus características tanto como nosotros llegamos a percibirlos por factores externos(aprecio, desapego, asco, etc. ).

  • ¿Cambiarias algo?

Realmente no tengo la necesidad de cambiar nada de este espacio, pero algo que me proporcionaría mas confort y bien estar sería una ampliación de este, para así no sentirme mermado a la hora de poder hacer cualquier cosa y tener cierta libertad de movimiento, manteniendo así todos los elementos que ya tengo en el.

Otro aspecto que cambiaría pudiese ser la decoración y ambientación de este (como los muebles o la pintura de las paredes), ya que es una decoración de cuando yo era más pequeño y pienso que un cambio en este aspecto no perturbaría mi sensación de privacidad ni de intimidad, es más, pienso que ganaría la sensación de novedad y frescura.

Atmósferas

Este texto de Peter Zumthor trata de que, al tener una primera impresión de una arquitectura, no solo nos impacta y asombra la misma, si no que la atmósfera que lo rodea participa en gran medida en este instante. Debido a ella es que, nuestras primeras opiniones sobre esta pueden afectar a la arquitectura de manera más positiva o negativa.

Con esta atmósfera me refiero a esos hechos circunstanciales que pasan alrededor de la obra. El clima, la luz, el ruido de los pájaros,  una muchedumbre de gente pasando o una pareja acaramelada sentados en un banco. Estos eventos o agentes externos son responsables también de cómo podamos percibir esta arquitectura y es que, cuando nos paremos a analizar de una manera más pausada, centrándonos en la propia arquitectura y sin tener en cuenta esta “atmósfera”, nos daremos cuenta de que nuestra primera impresión y nuestra actual opinión al respecto pueden haber cambiado un mundo. 

En este aspecto concuerdo completamente con el autor, ya que en muchas ocasiones en el pasado no he entendido, en el ámbito constructivo y arquitectónico, el porqué de las cosas y, por eso mismo, si no me parecían atractivas o que no favorecen el conjunto de la obra las repudiaba y directamente mi primera impresión sobre ellos no era nada buena. Pues bien, este año en el que mi pensamiento arquitectónico se ha desarrollado soy capaz de entender el porque de la existencia de esos elementos y mi opinión dista bastante de lo que pensaba en un principio.

Una vez habiendo reconocido la existencia de la atmósfera, Peter Zumthor pasa a narrarnos como ser capaces, en nuestros futuros proyectos, de crear esta atmósfera. Para ello, entran en vigor nueve puntos muy importantes que él siempre trata de aplicar a la hora de embarcarse en un proyecto; el cuerpo de la arquitectura (materiales),  la consonancia de los materiales (como combinan entre si),  el sonido del espacio (como fluye el sonido dentro de la estructura), la temperatura del espacio, las cosas al alrededor (que cohabitan con las personas), la búsqueda de conducir a la gente hacia ciertas zonas del espacio pero, aún así, dejarles libertad de movimiento, la tensión entre interior y exterior, saber diferenciar entre distintos grados de intimidad y, por último, el como la luz actúa sobre todas las superficies de la casa o del espacio y cómo incide por las distintas habitaciones. Todos estos temas son de gran importancia para el autor a la hora de replantearse una construcción o un diseño.